miércoles, septiembre 06, 2006

Tiempos de vida, sombras de muerte… Por Jorge Casaretto, Obispo de San Isidro.

SAN ISIDRO, Setiembre 06, (PUNTO CERO) Hace pocos días los Obispos Argentinos hemos hecho una declaración en la que recordábamos a la Iglesia y a la sociedad toda, la importancia del derecho a la vida del niño aún no nacido, desde el momento mismo de la concepción. Es indudable que este tema es muy importante, en el contexto de una sociedad que busca defender los derechos humanos y la justicia. Los argentinos estamos recorriendo un largo camino en este sentido, en el cual hemos madurado como ciudadanos, asumiendo compromisos y responsabilidades que nos permiten crecer como personas y como país.
Si miramos la actualidad, podemos descubrir a cada paso nuevos desafíos, que nos muestran que vivimos tiempos de vida como nación. Momentos de hacer, momentos de comprometerse, momentos de tirar para adelante… La patria nos reclama aprender del pasado para no repetir ciertos errores y construir un mañana mejor.
Es por todo esto que me parece que debemos juntos reflexionar sobre los acontecimientos que vienen ocupando los medios de comunicación en este último tiempo y que nos presentan, por momentos, opiniones rápidas y fáciles para solucionar problemas muy graves y complejos. Cuando escucho o leo todo lo que se dice sobre los diferentes casos en los cuales se discute el tema del aborto, me llama mucho la atención verificar como ante situaciones de violación y abuso, que son indiscutiblemente un delito, se propone como solución otro delito, el aborto.
Es sorprendente ver como la discusión se instala en el plano de lo inmediato y no se habla de la prevención necesaria para que ese tipo de hechos aberrantes no ocurran. En nombre de la justicia y la compasión se propone actuar con impiedad e injusticia, frente a un ser vivo inocente e indefenso.
Siento profundamente que el tiempo que nos toca vivir, como dije antes, es un tiempo de vida; pero también compruebo que por momentos nos cercan sombras de muerte, que de manera sutil, y bajo la apariencia de bien, que desde el enojo, la bronca o la lástima, busca confundir nuestros corazones y nuestra razón para hacernos optar equívocamente.No podemos pensar una sociedad nueva y en crecimiento, sino redescubrimos el valor fundamental de todo ser humano que es el derecho a la vida.
No podemos hablar de desarrollo mirando solamente las variables de la economía o el nivel de vida que tengamos como ciudadanos.Defender la vida, desde el momento de la concepción, es el primer acto de justicia que nos determina como sociedad.
Una buena sociedad, como un buen edificio, requiere de bases sólidas en dónde apoyarse. Esta en nosotros, como adultos y ciudadanos, asegurarnos que estas bases no falten. Que el Señor que vino al mundo para que tengamos Vida, nos ayude a saber defender la vida. Con afecto, (PUNTO CERO).

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