jueves, noviembre 23, 2006

Sin cura en San Miguel y el Obispo dónde está?

SAN MIGUEL, Noviembre 23, (PUNTO CERO-www.aquilanoticia.com) La puja interna de la Iglesia se refleja en la ausencia de Obispo para la Diócesis local.
El 22 de diciembre de 2005, el por entonces flamante Papa Benedicto XVI promovió a Arzobispo de Rosario al Dr. Monseñor José Luis Mollagham. Desde esa fecha la Diócesis de San Miguel se quedó sin obispo, siendo tal vez la primera vez que se vive una situación similar en la historia de la curia local.
Pero San Miguel, que en rigor atiende el territorio que comprendía el viejo General Sarmiento más el distrito de Pilar, no es la única Diócesis en el país con el mismo problema: el Vaticano debe cubrir también las vacantes de Río Cuarto, Azul, Iguazú y Santiago del Estero.
Para este tipo de designaciones el Episcopado de Argentina presenta ternas que pone a consideración del Vaticano.
Pero aquí, como en toda organización humana –con la salvedad que en esta oportunidad hablamos de una “iluminada” por Dios- entran a jugar otros factores que tienen que ver con puntos de vista distintos al momento de concebir a la Iglesia como tal y, desde ese punto de partida, el accionar de los hombres que la componen y administran cumplirá un rol fundamental en su historia.
En definitiva, la Iglesia no es ajena a “internas” y aquí entran a jugar dos sectores claramente diferenciados que quedan en evidencia al momento de ocupar los roles que la Iglesia les asigne.
Se habla, cada vez con menos tapujos y en un tono mayor, que la falta de designación de nuevos obispos, y en nuestro caso de un nuevo Obispo para San Miguel, es producto de estas desavenencias que vive, actualmente, la Iglesia Católica Romana.
Paralelamente, es público y notorio el crecimiento del Cardenal de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quien es el actual Presidente de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica Romana en Argentina, y fue el único candidato alternativo a Ratzinger (actual Benedicto XVI) obteniendo 40 votos en la última elección de Papa. Un hecho que lo destaca en la Iglesia a nivel mundial, lo que traería aparejado cierta benevolencia pero que también podría estar perjudicando al Obispo porteño como a la curia argentina.
No es común que un integrante de la llamada Compañía de Jesús, un Jesuita, llegue tan alto en la organización de la Iglesia. Son pocos los que ocupan cargos de relevancia debido a que la tradición de los Jesuitas marca otro tipo de labor par sus integrantes.

CONSERVADORES
Es un dato que cobra cada vez más importancia el hecho de que Bergoglio sea un continuador del proceso renovador de la Iglesia en Argentina iniciado por el Cardenal Estanislao Karlic en 1977. Se cree que este rasgo pronuncia las diferencias con el Vaticano, que con Juan Pablo II retomó el camino conservador y se ve en Benedicto XVI la continuación y profundización de esta tendencia.
No fue casualidad entonces, el descontento local por no haber sido tenido en cuenta en su propuesta de la terna para el nombramiento de Obispos en Argentina. Eran candidatos de tendencia moderada, en cambio los nombrados finalmente fueron, siempre, conservadores.
No es la primera vez que se da este tipo de situaciones, ya en el 2002 el Vaticano designó a Antonio Baseotto como Obispo Castrense en contra de la opinión del Episcopado.
En medio de una puja creciente, a fines del 2005, José Luis Mollagham fue designado Arzobispo de Rosario, Santa Fe, una de las sedes más importantes del país. Mollagham, conservador, enseguida tomó distancia de la “moderación” de Bergoglio. Son varios los acontecimientos que demuestran que ese nombramiento no fue mera casualidad.
Otro golpe para ese sector también fue la designación de Oscar Domingo Sarlinga al frente de la Diócesis de Zárate-Campana, en reemplazo de Rafael Rey, quien fuera Presidente de Caritas Nacional.
También para el Obispado de resistencia el Vaticano continuó “enviando mensajes” a la conducción eclesial local al nombrar, al también conservador, Monseñor Fabriciano Sigampa.
Meses después se supo que para la designación en Rosario del ex Obispo de San Miguel, en la terna del Episcopado de Argentinas estaban Monseñor Agustín Radrizzani, Monseñor Rubén Oscar Frassia y el Obispo Jorge Casaretoo. Ese trascendido dio cuenta de que el Nuncio Apostólico (quien recibe las propuestas y las reenvía al Vaticano), Adriano Bernardini, agregó a Mollagham por pedido de “un alto prelado” de la Secretaría de Estado.
De todas formas, y a su regreso de Roma, Bergoglio sostuvo que, sobre las decisiones del Papa, “está bien hecho” y que su Santidad “nunca se equivoca”...
Pero volviendo a San Miguel, la vacante está sola y espera.
Antes de partir a tierras rosarinas, el Dr. Mollagham nombró al presbítero Gustavo Leandro Manrique párroco de la Catedral San Miguel Arcángel por el término de seis años.
Manrique, que hasta ese momento se desempeñaba como administrador parroquial luego de su paso por el barrio Santa Paula en José C. Paz, fue el último nombramiento de la Iglesia en San Miguel.
Hay que tener en cuenta que la política vaticana conservadora-verticalista no es privativa para Argentina ni mucho menos. Nuestro país es uno más en el inmenso universo católico. Sino que se mantiene, por lo menos, en toda Latinoamérica.
En San Miguel, la oficina de Urquiza 1769 espera a su ocupante. Un lugar nada despreciable ya que esta Diócesis es una de las más importantes. (PUNTO CERO-www.aquilanoticia.com).

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