miércoles, julio 09, 2008

LINCOLN, RETENCIONES Y ARITMÉTICA K. Por Roberto Subirana

LINCOLN, Julio 08, (PUNTO CERO) Realmente asumo que, como la mayoría de mis connacionales, ya he perdido la cuenta de cuántas veces los argentinos tenemos que volver a ocuparnos de un conflicto que, hasta donde puedo recordar, ha superado -en duración y confusión- todas las marcas negativas de nuestra historia, aun cuando se tratasen de golpes de mano que terminaban derrocando a gobiernos constitucionales.
Lo peor, lo más triste es que no solamente por su duración, este caso ha superado holgadamente toda precedente acumulación de mentiras, errores, distorsiones, verdades a medias, equívocos, dobles discursos, ambigüedades, convocatorias a diálogos que terminan siendo monólogos, marchas y abruptas contramarchas.
Inicialmente parecía que se trataba de una confrontación entre dos contendientes, ambos con sus más y sus menos, pero nítidamente dos. De pronto, la cancha se vio invadida por un número indeterminado de auto invitados jugadores, cada uno con sus tácticas y estrategias, todos a favor de todos, todos contra todos, poco numerosa obediencia a los mandos naturales (en los casos de ambos actores principales), excesiva anarquía (o perverso maniqueísmo) de los auto invitados independentistas.
Y, en las tribunas, un público numeroso (el resto de la sociedad) tratando de entender qué está sucediendo en el campo de juego. Pero es muy difícil. De pronto, todos los jugadores salen gritando, al mismo tiempo, un gol propio. El público sabe que ambos contendientes no pueden hacer un gol al mismo tiempo… pero los jugadores se desentienden del detalle y siguen empecinados en adjudicarse goles que sólo parecen existir en sus respectivas imaginaciones.
Dijo Abraham Lincoln: "Se puede engañar a poca gente, mucho tiempo. Se puede engañar a mucha gente, poco tiempo. Pero no se puede engañar a toda la gente todo el tiempo". Una verdad; una realidad.
En ocasiones no he podido menos que preguntarme si no será que, cada una de las partes, creen realmente que están diciendo la verdad, sin advertir que la realidad apunta hacia otro lado. Se dice que "no hay peor ciego que el que no quiere ver".
LA METODOLOGÍA Y LA REALIDAD
Cuando uno decide analizar un hecho, una situación, lo correctamente metodológico es reunir todos los elementos y comenzar a considerar sus características particulares e interrelación desde el punto tomado como inicio al considerado como culminación.
En este caso la mutante realidad cotidiana obliga a considerar, más que el conjunto de elementos, los diversos hechos que, si bien forman parte del todo, parecen estar circulando por carriles paralelos, muy poco (o nada) creíbles, muy posiblemente, como lo expresé antes, por su contenido de mentiras, errores, inexactitudes, medias verdades o aun verdades mal presentadas que se suman al descrédito que las partes han venido acumulando en estos más de cien días.
El problema para realizar un análisis coherente, que permita entender claramente lo que está sucediendo es que, día a día, cada una de las partes involucradas cambia, si bien no su actitud fundamental, sus declaraciones (o declamaciones) a través de actitudes o nuevas declaraciones que se contradicen con las expresadas días y hasta horas antes.
A veces tengo la sensación de estar tratando de armar un rompecabezas sin ninguna referencia de la imagen final a formar o, lo que es peor, con una imagen final que cambia paso a paso.
ERRORES DE PERCEPCION
Uno de los problemas más graves que están afectando la imagen presidencial -y, por extensión, la confianza de la sociedad en su eficiencia- es el constante ir y venir ante los repetidos fracasos en el intento de mantener, empecinadamente, el error inicial. Muy posiblemente, algunos opinen de manera diametralmente opuesta, por lo que estimo conveniente reseñar el punto.
Todo comenzó, el 11 de marzo, con la firma de la resolución 125 del Ministerio de Economía (cuyo titular era, en ese momento, Martín Lousteau). La resolución fue aprobada y públicamente anunciada por la presidenta, basándose en las facultades que le otorga el Código Aduanero… aprobado por el último gobierno de facto lo cual, considerando las declaraciones y actitudes del matrimonio Kirchner y sus ad lateres respecto de todo lo vinculado con aquella etapa, debería haber sido derogado y reemplazado por una norma democrática.
No lo hicieron (como tampoco con otras normas establecidas por aquel auto denominado Proceso de Reorganización Nacional) porque, posiblemente, preveían que, en algún momento, de alguna manera, podrían aplicarlas en su provecho. El Poder ejecutivo Nacional (PEN) no tuvo en cuenta que, más allá de denominaciones, nadie dejaría de interpretar que se trataba de una modificación a las normas tributarias y, por ello, debía ser tratada y aprobada por el Congreso. No se calculó (o se lo hizo mal) la reacción del agro y de una importante parte de la sociedad. A la fecha del dictado de la resolución, el obsecuente apoyo del kirchnerismo en el Congreso, casi seguramente, hubiera posibilitado su aprobación, sin mayores dificultades, por ambas Cámaras. Pero la presidenta no se decidió -mientras era el momento oportuno- a cumplir ese trámite. Se empecinó en lograr que el agro acatase su voluntad.
Consiguió el efecto contrario: logró que se uniesen las cuatro más importantes entidades representativas del agro (que formaron una Mesa Coordinadora) y que se declarase una huelga que se extendió por más de cien días, con una secuela de problemas (entre ellos, una muy gravosa merma de las exportaciones de granos y una no menos importante pérdida parcial de la cuota Hilton, que regula el volumen de exportaciones de carne que se asigna a cada país. Lo que no exporte la Argentina lo absorberá otro país, sin garantía de recuperar el nivel anterior al momento en que finalice el conflicto).
Además, como esas cuatro entidades no cuentan con el apoyo de absolutamente todos los productores agropecuarios, fueron apareciendo los auto convocados que, a veces, aceptaron las directivas de la Mesa Coordinadora; otras, presionaron e impusieron sus propios criterios y, a veces, las ignoraron lisa y llanamente, decidiendo por asambleas en cada lugar, las actitudes a asumir. Como si eso no fuera suficiente, a alrededor de los 60 días de huelga, se sumaron al caos los camioneros transportadores de cereales, que organizaron reclamos y piquetes de corte de rutas sin -aparentemente- depender de nadie más que de ellos. A medida que la situación se agudizaba la presidenta oscilaba entre la intolerancia y las declamaciones de voluntad dialoguista y conciliadora.
Supuestamente sin asumirlo -públicamente, al menos- siguió avanzando de palabra… y retrocediendo en los hechos: recordó que se había olvidado de diferenciar entre los pequeños y medianos productores de los grandes capitales y/o pools de siembra; recordó que, además de la soja existían el trigo, el maíz y otras especies que requieren tratamientos diferenciados; se enojó con su, entonces, ministro de Economía Martín Lousteau porque sugirió enfriar la economía (poner trabas al consumo interno para lograr mayores saldos exportables) y lo renunció… pero tampoco aprovecho esa circunstancia para mandar al freezer a la resolución 125. Con el paso de los días y la subsistencia de la huelga del agro, la economía terminó enfriándose por el elemental juego del mercado.
Ante la irreductible posición del agro, de un galerazo trató de justificar el incremento de las retenciones móviles señalando que la intención al hacerlo había sido la de mejorar la siempre reclamada distribución de la riqueza. La idea, según sostuvo, es la de construir 30 nuevos hospitales, 300 centros sanitarios primarios, viviendas y pavimentación de caminos rurales[i]. Por fin, tras casi cien días de conflicto, envío el proyecto para la ratificación de la resolución 125 al Congreso.
Pero lo envió condicionado. El artículo 1º del proyecto enviado al Congreso dice, textualmente, "Ratificanse las Resoluciones del Ministerio de Economía y Producción Nos. 125, de fecha 10 de marzo de 2008, su modificatoria 141, de fecha 13 de marzo de 2008, su derogatoria 64 de fecha 30 de mayo de 2008, y sus complementarias 284 y 285 del 18 de abril de 2008". El artículo 2º establece que "Lo dispuesto en el artículo precedente lo es sin perjuicio de la vigencia de las medidas dictadas y sin desmedro de las facultades ejercidas para ello en el marco de los dispositivos en ellas citados y especialmente de la ley nº 22.415 (Código Aduanero) y modificatorias, en particular su artículo 755, correlativos y concordantes".
Resulta claro que el Poder Ejecutivo Nacional (PEN), más allá de sus declamaciones, no tenía (ni tiene) el menor interés en que el tema realmente se discuta y, a través de ello, se puedan escuchar otras opiniones, otras propuestas alternativas. No menos claras (imprudentes, incorrectas, indebidas, contraproducentes) han sido las presiones, amenazas e intentos de ofrecer más o menos disimulados sobornos, puestas en evidencia por el señor Néstor Carlos Kirchner y su séquito. Actitudes que, como es frecuente, parecen estar consiguiendo un efecto diametralmente opuesto al buscado.
El artículo 3º de este proyecto establece que los fondos obtenidos por encima de la percepción de la tasa del 35% plantea un problema particular. Según lo determinado por el artículo 75 de nuestra Constitución Nacional (CN). Además de requerir una mayoría diferente (inciso 3, mitad más uno de los miembros de cada Cámara) a la que permitiría la aprobación de los dos primeros artículos del proyecto, la facultad del Poder Legislativo de dictar leyes aduaneras, en el mismo artículo se establece la coparticipación de lo recaudado con las provincias, algo que no responde precisamente a la idea e intenciones del PEN. No olvidemos tampoco que, décadas atrás, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que cualquier gravamen por encima del 33% es confiscatorio y, por consiguiente, anticonstitucional.
Entre el descenso del prestigio y/o imagen del PEN y -como lo señalé en otras oportunidades- la disyuntiva de los legisladores provincianos, que deben optar por "quedar bien" con el PEN, desnaturalizando el mandato recibido de sus comprovincianos, o cumplir con sus electores, no pocos de ellos familiares, amigos o vecinos del legislador, con relaciones que muchas veces se originaron en su niñez. ¿Lo que les ofrece (o exige) en PEN y su círculo áulico justifica arriesgar el enfrentarse a un casi seguro final de su carrera política (si aprobasen el proyecto del PEN ¿Volverían a ser votados por sus comprovincianos?).
Ello sin contar que algunos legisladores y/o familiares y/o amigos son productores agropecuarios y/o tienen inversiones personales en ese tipo de negocio. Todo esto explica, al menos en parte, las dudas en cuanto a que el PEN logre, en ambas Cámaras, la mayorías necesarias para que su proyecto sea aprobado tal como fue enviado.
LAS PRESIONES RURALISTAS
Es comprensible y legal que un sector, como en este caso el de los ruralistas, traten de convencer a los legisladores de sus respectivas provincias para obtener un resultado que sea favorable a sus intereses. No obstante, existen sensibles diferencias entre convencer y presionar, especialmente si las presiones exceden ciertos límites, en particular los de la prudencia y el respeto.
En ediciones anteriores comparé a Eduardo De Angeli con Luis Angel D'Elía, aunque aceptando que el primero suele ser bastante más moderado que el segundo. Muy posiblemente por su falta de experiencia política, De Angeli reitera actitudes pendulares que poco favor le hacen a su sector. Por ejemplo, en la reunión que mantuvo con los legisladores del bloque de la Unión Cívica Radical (UCR), presidido por Oscar Aguad, el pasado jueves 26 de junio, De Angeli les advirtió que, "por más vueltas que los legisladores le den al asunto, en el interior los productores siguen reclamando lo mismo que cuando comenzó el conflicto: la derogación de las retenciones móviles". Este tipo de expresiones lo acercan más a la actitud del señor Néstor Carlos Kirchner, de sus seguidores y de ciertos funcionarios del PEN que a la tan declamada posición dialoguista que dicen sostener los ruralistas. Se me dirá que, oficialmente, De Angeli no representa a la Mesa de Concertación integrada por las cuatro entidades del agro.
Es verdad, no lo es… pero en muchas ocasiones lo hemos visto como quinto miembro informal de esa Mesa y, por otra parte, hasta ahora no he escuchado declaraciones ni de la Mesa ni de sus cuatro integrantes oficiales desmintiendo o rectificando las palabras de De Angeli.
PALABRAS FRENTE A REALIDADES
En el discurso pronunciado, en la provincia de Tucumán, con motivo de la Cumbre del MERCOSUR (01/07/08) la presidenta embistió, elípticamente, contra los pools de siembra, a los que señaló como habiendo migrado de la timba financiera (de los '80 y los '90) a la de los alimentos.
Veamos: ¿Qué es un pool de siembra? Para explicarlo me permito el facilismo de recurrir a la clara y concreta explicación de un experto en la materia, el abogado Héctor Blas Trillo.
"De acuerdo con lo determinado por la ley 24.441 existen dos tipos de fideicomisos: el ordinario y el financiero. Los denominados pools de siembra generalmente se constituyen como fideicomisos financieros, cuya actividad y responsabilidad tributaria están perfectamente establecidos por la legislación vigente". "Un fideicomiso es un contrato conformado por fiduciantes (aportantes de bienes), fiduciarios (uno o varios administradores de tales bienes) y beneficiarios (destinatarios del producido). Se aportan bienes para que un administrador produzca determinados resultados para repartir entre los beneficiarios.
El valor "residual" que pudiera resultar al cumplimiento del contrato pasa al fideicomisario, que pueden ser las mismas personas o terceros". "El o los fiduciantes generalmente aportan los campos para la siembra de, por ejemplo, soja. Puede ser que otros fiduciantes aporten maquinarias, pueden adherir también aportantes de maquinarias o mano de obra, y finalmente también puede haber interesados en aportar capital. Dinero". Los fideicomisos no están exentos del pago de impuestos. "El fideicomiso financiero requiere que el fiduciario, o sea el administrador, sea una entidad financiera de la ley 21.526, es decir, un banco por ejemplo. Los fiduciantes reciben títulos que conforman el capital aportado al pool, como si se tratara de acciones. También hay aportantes que prestan en realidad dinero al pool, y perciben por ello un interés, como si se tratara de obligaciones negociables. De esta forma el emprendimiento cuenta con recursos financieros a un costo más bajo que el que resultaría si tuvieran que recurrir a préstamos bancarios.
Estos títulos deben colocarse mediante oferta pública y cumplir una serie de requisitos dispuestos en la propia ley para poder gozar de ciertos beneficios impositivos". "… en el impuesto a las ganancias, si las personas físicas que poseen títulos de deuda perciben intereses, éstos están exentos del impuesto como si se tratara de intereses de plazos fijos o cajas de ahorro bancarias. En cambio si se trata de sociedades o empresas, tales intereses están alcanzados por el impuesto. El fideicomiso es contribuyente del IVA y la gran ventaja que posee respecto de una sociedad anónima, por ejemplo, es que las utilidades pueden distribuirse antes de pagar el impuesto a las ganancias, es decir que toda la ganancia pasa a los capitalistas, a los beneficiarios capitalistas, que sí deben declarar en sus declaraciones juradas tal ganancia y abonar el impuesto que les correspondiere". "Una persona física que posea un campo y cuente con los recursos para hacerlo producir, estará en condiciones similares o incluso mejores que un fideicomiso financiero en materia impositiva. Pero si necesita recurrir a contratistas para arar o sembrar, o necesita comprar a resultas de su cosecha la semilla, o contratar mano de obra, seguros, etc, deberá tener el dinero para hacerlo o pedirlo a un banco a una tasa de interés superior a la que se obtiene de una oferta pública de títulos".
Obviamente, lo anterior no es óbice para que no existan quienes traten de establecer monopolios y otras figuras ilegales. Por lo mismo que la existencia de una legislación penal no es óbice para que exista el delito, en sus más diversas formas. Es responsabilidad de las respectivas autoridades llevar a cabo, estricta y honestamente, las medidas de prevención o represión de cualquier práctica ilegal.
SIGUE LAS PROPAGANDAS INCOMPRENSIBLES
Sin dudas, ni las tan repetidas como estériles mesas de diálogo ni el envío del proyecto al Congreso han servido para que las autoridades oficiales dejen de gastar liberalmente el erario (es decir, nuestro dinero) en piezas propagandas (especialmente televisivas, las más onerosas) totalmente incomprensibles, al menos para mi.
En la última, que se está difundiendo por estos días, se dice que "A pesar del paro del agro, los productores han seguido vendiendo sus productos al exterior". Eso es una verdad a medias. En efecto, aunque en forma muy limitada, se han realizado ventas al exterior… pero se trata de partidas registradas antes del inicio del paro que, por motivos diversos, sólo pudieron concretar su envío al exterior con posterioridad al 11 de marzo. Por lo mismo, están exportaciones no están alcanzadas por la tasa del 44% sino, a lo sumo, por la del 35%.
Sobre la base de esa media verdad, la propaganda oficial asegura que, entre enero y mayo de 2007, las exportaciones fueron de u$s 20.225 millones y que, en igual período de 2008, el monto exportado fue de u$s 27.702 millones. La aritmética dice que la diferencia es de u$s 7.477, pero la propaganda dice que es de u$s 10.400 millones "Es decir, un 63% más que con las anteriores tasas de retenciones".
Más allá de la diferencia numérica señalada, no puedo evitar formular la siguiente reflexión: ¿Si con la tasa del 44% los productores agropecuarios han ganado más, por qué están pidiendo la derogación de esa tasa? ¿Será que quieren ganar menos? Aunque se me tilde de asno, declaro que durante estos más de cien días de conflicto, pensé que la tasa del 44% disminuía las ganancias de los productores, no las aumentaba. Es más, eso es también lo que entendí de las palabras de nuestra presidenta, de su esposo, de la mayor parte de los ministros de la Nación y hasta del señor D'Elía. Sin embargo, atendiendo a lo expresado por esta propaganda oficial parece que la cuestión es exactamente al revés.
Me temo que, de ser así, tendré que discontinuar mis columnitas semanales… ¡y volver a cursar desde la escuela primaria hacia delante!

¡Hasta la próxima, semejante,… y gracias por su paciencia!
NOTA 1: Una vez más le recuerdo que Radiografía intenta ser un foro abierto a una madura y respetuosa discusión de opiniones e ideas. El contenido de estos comentarios y reflexiones no tiene que ser ciegamente aceptado como verdad absoluta e indiscutible; los seres humanos -aun con la mejor intención y buena voluntad- podemos equivocarnos y/o interpretar erróneamente los datos que obtenemos acerca de los sucesos que comentamos. Si usted entiende que estoy equivocado o, simplemente, no coincide con mi opinión, por favor expréselo. Del sano y coherente debate surge la luz; el silencio aumenta la ya excesiva confusión y la distorsión de la realidad.
[i] La suma comprometida para realizar todas esas obras, según se anunció, será de $ 800 millones en 2008. Sin embargo, algunas personas entendidas han indicado que la construcción y equipamiento de cada hospital insumiría unos $ 100 millones (aparte, el Estado aportaría los fondos para el funcionamiento de esos hospitales). En 2009 el capital proveniente de los recursos señales ascendería a $ 1.300 millones. O sea que, en total, habría unos $ 2.100 millones; si cada hospital cuesta $ 100 millones… los números anteriores no cierran con el número de hospitales a construir. $ 2.100 millones / $ 100 millones = 21 hospitales.
Faltan, cuando menos, 9… sin contar los 300 centros primarios de salud (a menos que estén considerados dentro de los $ 100 millones). ¿Y las viviendas y los caminos rurales? Por el momento, como las exportaciones concretadas desde el 11 de marzo correspondían a operaciones registradas antes de esa fecha, han tributado a las tasas anteriores, con lo que, al fondo de $ 800 millones previsto, aún no ha ingresado un centavo.(PUNTO CERO).

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