jueves, agosto 28, 2008

LUJAN. Irregularidades y polémica en el control de pubs. A todos los boliches no se los mide con la misma vara.

LUJAN, Agosto 28, (PUNTO CERO-El Civismo) Dos pubs céntricos habían sido notificados que no podían abrir este fin de semana por falta de documentación.
Uno fue clausurado y el otro siguió funcionando luego de una confusa situación en la que quedaron involucrados los principales funcionarios del área de Control Urbano y Prevención de la Comunidad.
A raíz de ello, ahora los inspectores se niegan a seguir controlando locales de esparcimiento nocturno.
La Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad vive días agitados y no se descarta alguna renuncia a la brevedad. Todo ello como consecuencia de un operativo de control contra locales de esparcimiento nocturno que arrojó algunas peculiaridades.
Este fin de semana, más precisamente el domingo a la 1 de la madrugada, el cuerpo de inspectores se presentó en varios pubs. En dos de ellos tenía la orden de proceder a la clausura ya que se encontraban abierto a pesar de que sus propietarios habían sido notificados por escrito que debían abstenerse de ejercer la actividad comercial por no haber presentado la documentación exigida.
Los lugares en cuestión eran los pubs Castle Bar (Lavalle e Italia) y la disco bar Al Diablo (San Martín al 600). Ambos sitios carecían, al menos hasta la semana pasada, de un informe que emite Policía de Bomberos donde debe declararse las características del local como paso previo para conseguir la aprobación que desemboca en la habilitación, según confió una fuente que habló con EL CIVISMO.
El mismo vocero confirmó que el viernes los responsables de estos lugares habían sido notificados por escrito de la irregularidad y advertidos de los pasos que se iban a tomar en caso que estuvieran funcionando. A pesar de ello, ambos locales abrieron el viernes y el sábado, aunque corrieron distinta suerte.
A todo esto, en la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad se diagramó un operativo. Como ocurre habitualmente, se dispuso que un grupo de inspectores trabajara este fin de semana a la madrugada controlando que en los locales nocturnos se respete el factor ocupacional como así también que tengan en regla toda la documentación que se exige para desarrollar esta actividad. Al frente estaba el subsecretario de Control Urbano, Andrés Salvatto.
UNO SÍ, OTRO NO
Pasada la medianoche, los inspectores se dirigieron a Castle Bar y colocaron la faja de clausura. Luego fueron a Al Diablo donde se desataría un incidente que despertó un profundo malestar en quienes debían hacer cumplir las normativas vigentes.
Según contó un testigo, una persona que sería el dueño del lugar efectuó una llamada telefónica ante la inminente clausura que se estaba por producir. A los pocos minutos, se presentó en el local el subsecretario Clarencio quien, lejos de respaldar el proceder de los inspectores, desautorizó el dispositivo.
Para entonces, ya estaba confeccionada el acta donde constaban las observaciones realizadas al lugar y que derivaban, indefectiblemente, en la clausura.
Sin embargo, Clarencio llamó a Policía de Bomberos y en medio del procedimiento ordenó anular el acta. Paso seguido obligó a los inspectores a confeccionar una nueva acta en la que quedara asentado que el local podía seguir abierto ya que un sector –aún no declarado- no estaba habilitado al público esa noche.
El lugar en cuestión queda en la parte posterior del local. Normalmente, ese espacio está abierto al público y es el único ambiente donde los jóvenes encuentran algo de respiro en comparación a la atestada capacidad que suele presentar, por lo general, los sábados. Incluso, en este sector en cuestión funciona una barra y se encuentra el baño para damas.
De acuerdo a lo que pudo saber EL CIVISMO, Clarencio pretendió que los inspectores firmaran la segunda acta pero los empleados municipales se negaron a hacerlo por miedo a quedar involucrados como responsables en caso de ocurrir algún suceso trágico en el interior del local.
Ante al desaire demostrado por Clarencio, tanto los inspectores como el funcionario Salvatto no tuvieron otra opción que agachar la cabeza y retirarse del local.
Ahora, Salvatto analiza dar un paso al costado al tiempo que los inspectores se revelaron contra Clarencio. “Decidimos no salir más de noche. Es una vergüenza. Desde los patovicas hasta los pibes que estaban haciendo cola para entrar se nos reían en la cara. ¿Para qué vamos a salir? ¿Si llega a pasar algo como Cromañón quién se hace responsable?”, dijo una de las personas que accedió a hablar con EL CIVISMO a cambio de mantener en reserva su identidad por temor a perder el trabajo.

Observaciones
- Semanas atrás, los inspectores ya habían encontrado resistencia en Al Diablo. Sospechan que las trabas que encuentran siempre en este lugar están vinculadas con los contactos que mantendría uno de los dueños del local con una de las hijas de la intendenta.
- El permiso para poder trabajar habría vencido el 23 de agosto. Una fuente municipal que conoce en detalle la situación del local sostuvo que ese permiso “era trucho” porque “no tenía declarado nada”.
- Este fin de semana, los inspectores se encontraron con varias sorpresas. En al menos tres locales personal de seguridad apostado en la puerta tenía en su poder un contador –similar al que se usa para contar el ganado-.
- El dato de que se iban a producir operativos en los cuales se pusiera el acento en el llamado “factor ocupacional” habría sido proporcionado por un flamante funcionario del área que comanda Clarencio con fuerte llegada entre los propietarios de boliches y bares.
- La capacidad permitida de Al Diablo es de unas 200 personas. Sin embargo, esa cifra los sábados a la noche no suele ser respetada. “Siempre hay como 700 personas”, reveló otra fuente que habló con este medio.

Incomunicado
Tanto el lunes como el martes, EL CIVISMO intentó comunicarse con los funcionarios Clarencio y Salvatto para conocer su versión de los hechos. Ninguno atendió el teléfono. (PUNTO CERO-El Civismo).

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