jueves, mayo 06, 2010

Carta abierta a Legisladores nacionales y empresas de telefonía celular

Cuando en la década del ’90 comenzaron a aparecer los primeros teléfonos celulares, quienes podían acceder a modelos más modernos, irremediablemente perdían el número, algo que no importaba si con eso se conseguían más y mejores servicios.
Años más tarde llegó la segunda generación, que significó un salto cualitativo no sólo porque se introdujo la novedad de poder enviar y recibir mensajes de texto, sino también porque apareció en escena la vedette de la década: el chip, que entre otras muchas cosas, permitió poder cambiar de aparato sin perder el número telefónico.
Una de cal y otra de arena, dice el refrán.
Lo que por un lado significa una ventaja indescriptible, sobre todo cuando ese número se lo utiliza laboralmente, pasó a ser una herramienta de cautiverio para las compañías que saben que por mucho que uno se enfurezca con ellas, contará hasta cien y agachará la cabeza una vez más (ya van…) porque buscar otra compañía significa entre otras cosas, perder el número de teléfono.
Los diputados y senadores nacionales han amagado en varias oportunidades con legislar para que los usuarios puedan hacer valer sus derechos, pero esto no pasa de un lindo título periodístico, porque la discusión jamás llegó al recinto.
En las oficinas de defensa del consumidor, las denuncias y reclamos llegan a diario, lo mismo que en la Comisión Nacional de Comunicaciones, sin embargo, las empresas no se sienten amenazadas porque ante los inconvenientes que padece el usuario, ellos interponen sus cada vez más atractivas publicidades en las que día a día aparece una nueva oferta, con un nuevo aparato, con una nueva utilidad que hará olvidar cualquier reclamo por deficiencias administrativas y hasta de servicios.
Lo que resulta intolerable, es la impunidad con que algunas, y me refiero esta vez puntualmente a Claro se manejan en sus respuestas a los clientes.
El jueves 29 de abril realicé un cambio de plan; pedí pasar del de 49 pesos al de 99 pesos, que se hizo efectivo el domingo 2 de mayo. Pero con mi cambio de plan llegaron otros inconvenientes: por error de la empresa se dio de baja mi “paquete blackberry”, el que utilizo permanentemente para enviar y recibir mails, y valoro sobre manera para mi labor periodística.
Cuando reclamé para que lo activaran nuevamente, después de 5 llamadas en las que hablé con distintos operadores, me informaron que no podían solucionarlo; que el sistema no se los permitía y que tenían que derivarlo a otra área técnica cuya respuesta puede demorar “hasta 7 días hábiles”.
Según la página web de la Comisión Nacional de Comunicaciones, “Los plazos para que el prestador dé respuesta a los reclamos de sus clientes, de acuerdo a lo establecido por el Reglamento General de Clientes de los Servicios de Comunicaciones Móviles (Res. SC 490/97), son los siguientes:
a) Reclamos por deficiencias e interrupción del servicio, en TRES (3) días hábiles administrativos.
b) Reclamos por facturación, en DIEZ (10) días hábiles administrativos.
c) Otros reclamos en QUINCE (15) días hábiles administrativos”.
Por lo tanto, la respuesta del supervisor de la empresa Claro que advierte que pueden tomarse hasta 7 día hábiles para solucionar mi problema técnico, ya va a contramano de lo que dice la legislación vigente.
Pero para completarla, al consultar si estos días en que no pueda hacer uso del servicio me serán descontados, ya que el abono del mes en curso lo pagué hace más de diez días y por adelantado, me respondieron “asentamos el reclamo, pero no, no le será devuelto ese dinero”. O sea, no sólo no me dan soluciones rápidas ni me ofrecen resarcimiento alguno considerando que el problema parte de un error de la empresa, sino que además, tampoco me devuelven el dinero proporcional a los días que no tenga servicio y que aboné por adelantado.
Es Claro, es Simple, dicen en el slogan, pero es claro y simple sólo para ellos.
Obviamente, mi primer impulso fue dar de baja todo (están a mi nombre cuatro líneas más de mi familia) y mudarme de compañía, pero después de contar hasta cien, recuerdo cuántas personas tienen mi número en sus agendas, y los inconvenientes laborales que esto podría ocasionarme y tengo que inclinar la cabeza y esperar que la empresa Claro se digne a resolver mi inconveniente registrado con el número 917754837, lo antes posible, no sin antes preguntarme hasta cuándo esperarán nuestros legisladores nacionales para sancionar una ley que proteja a los usuarios más que a las empresas que se hacen millonarias a costa de nuestras miserias.
Silvana Varela
DNI 21.787.966.

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