jueves, agosto 26, 2010

LA TORMENTA DE SANTA ROSA

A nivel popular, en fechas cercanas al 30 de agosto de cada año, se suele esperar la ocurrencia de una fuerte tormenta a la que se denomina comúnmente "Tormenta de Santa Rosa", en coincidencia con la festividad de Santa Rosa de Lima, Patrona de la Iglesia Católica de Lima, de Hispanoamérica, de las Filipinas y de las Indias Orientales. Existe, además, la creencia popular de que se trata de una de las peores tormentas del año.

Isabel Flores de Oliva nació el 30 de abril de 1586 en la capital del Perú y vivió 31 años, murió el 24 de agosto de 1617. En 1610 tomó el hábito de la Tercera Orden Dominicana, hábito que llevó hasta su muerte.

Con el nombre de Rosa, fue beatificada el 12 de febrero de 1668 por el Papa Clemente IX, y fue canonizada por el Papa Clemente X, el 12 de octubre de 1671.

Según la historia, en 1615 y ante la proximidad de una flota holandesa que había atacado el puerto de El Callao, frente a las costas del Perú, próximas a Lima, la autoridad eclesiástica dispuso que se elevaran rezos en todos los monasterios, solicitando el auxilio de Dios contra las fuerzas atacantes. Al acercarse los navíos, cundió el pánico y el desconcierto entre la población.

En esta situación, y sin perder el ánimo, Isabel, elevó sus súplicas al cielo desde la capilla de San Jerónimo. Muy pronto se desató una furiosa tormenta que impidió el desembarco, y la ciudad quedó a salvo del ataque enemigo. Los fieles creyentes, atribuyeron esta muy severa tormenta, a los ruegos de Isabel.

Según el Vocabulario Meteorológico Internacional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se denomina "tormenta" a la descarga brusca de electricidad atmosférica que se manifiesta por un resplandor breve (relámpago) y por un ruido seco o estruendo sordo (trueno). Las tormentas se asocian a nubes convectivas las que, generalmente (aunque no siempre), generan precipitaciones intensas en forma de chaparrón de lluvia o, en ocasiones, de nieve o granizo, así como también vientos fuertes.

Durante el invierno no suelen ocurrir tormentas dado que, para su desarrollo, se requieren ciertas condiciones atmosféricas y energéticas que son más propias de la primavera y el verano. Sin embargo, ya a fines de agosto, aumenta la disponibilidad de energía del Sistema Climático Terrestre, produciéndose importantes cambios en la circulación atmosférica regional. La presencia de aire cálido y húmedo proveniente del norte, sumado al aumento de la radiación solar sobre el suelo y a la frecuente entrada de perturbaciones sinópticas desde el oeste en niveles medios de la atmósfera, puede dar lugar a la aparición del fenómeno de tormenta al final del invierno, en fechas cercanas al 30 de agosto, día en que se celebra la festividad de Santa Rosa de Lima. Dichas perturbaciones se producen debido a que el polo sur se mantiene aún muy frío mientras que la mayor parte del país comienza a calentarse por la mayor entrada de energía solar. Si bien popularmente se espera que la tormenta de Santa Rosa sea más fuerte que cualquier otra, esto no tiene por qué ser así.

La siguiente Tabla muestra los resultados del análisis de la ocurrencia de tormentas en la Ciudad de Buenos Aires en fechas próximas al 30 de agosto (entre el 25 de agosto y el 4 de septiembre), sobre la base de las observaciones hechas en el Observatorio Central Buenos Aires durante el período 1906-2009. El criterio considerado fue contabilizar, para cada año, el ó los días consecutivos con tormenta y la cantidad total de agua caída en el episodio. En caso de registrarse más de un evento en el lapso considerado, se tomó en cuenta el que dio lugar a mayor cantidad de agua caída. Cabe aclarar que, eventualmente, pueden observarse tormentas (a veces intensas) aún antes del 25 de agosto, a las que la gente considera como “Tormenta de Santa Rosa”. Este es el caso del año 2005, cuando tuvo lugar una intensa tormenta de lluvia y viento entre los días 20 y 23 de agosto, con un total de agua caída de 188.4 mm.

Año Fecha Precipitación
acumulada
durante la
tormenta (mm)

1906 04-09 11,2
1909 25-08 7,6
1910 01-09 32,5
1914 28-08 al 29-08 45,3
1915 29-08 4,3
1918 29-08 6,0
1923 27-08 al 29-08 99,1
1931 25-08 57,8
1935 28-08 al 29-08 68,9
1940 02-09 10,0
1941 27-08 al 28-08 19,8
1942 31-08 al 01-09 97,2
1943 04-09 67,4
1945 25-08 27,8
1949 29-08 al 31-08 33,4
1950 31-08 7,2
1953 02-09 19,7
1954 02-09 15,7
1955 29-08 al 30-08 33,4
1956 29-08 al 31-08 96.7
1957 27-08 al 28-08 23,2
1958 03-09 30,8
1959 25-08 0 ,8
1960 28-08 7,7
1962 03-09 15,8
1963 02-09 al 04-09 64,1
1964 28-08 17,0
1967 28-08 17,0
1968 27-08 6,4
1969 02-09 20,8
1971 30-08 14,2
1973 04-09 1,4
1974 27-08 23,6
1976 31-08 al 01-09 48,3
1979 27-08 11,0
1980 30-08 12,9
1982 28-08 10,9
1983 26-08 al 29-08 50,0
1986 31-08 al 02-09 60,9
1990 26-08 4,7
1991 30-08 al 02-09 30,4
1992 29-08 al 30-08 53,8
1993 29-08 al 30-08 41,7
1994 31-08 29,9
1996 25-08 2,3
1997 31-08 13,8
1998 02-09 2,2
1999 30-08 al 31-08 24,5
2000 27-08 7,1
2001 26-08 58,7
2002 28-08 12,6
2003 03-09 al 04-09 56,1
2004 01-09 14,8
2008 27-08 7,3
2009 31-08 10,3
El resultado de este análisis muestra que, en los 104 años de registros del Observatorio Central Buenos Aires, en 55 oportunidades (aproximadamente el 53% de los casos) se produjeron tormentas en los días próximos al del santoral de Santa Rosa de Lima, si bien no siempre estuvieron asociadas a precipitaciones intensas y/o abundantes. En el período considerado (1906-2009) sólo en 9 casos se produjeron tormentas durante el día 30 de agosto.
Cabe destacar el aumento de la frecuencia de tormentas que se observa a partir de la década del 90: sólo en 1995, 2005, 2006 y 2007 no se observó este fenómeno durante los días considerados. Así mismo entre los días considerados pudieron haber tenido lugar episodios de lluvias sin tormentas, los cuales no fueron considerados en el análisis, como bien se aclara al principio de este informe. Tal es el caso, por ejemplo, del año 2007 que registró un total de 34.1 mm entre los días 25 y 26 de agosto.
Vale la pena aclarar que la llamada “Tormenta de Santa Rosa” no se observa en todo el país. Excepto en el este y el centro del país, es difícil que se manifieste con actividad eléctrica. En el noroeste argentino, la extrema sequedad del aire en esta época del año hace muy poco probable la ocurrencia de actividad tormentosa.

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