martes, abril 19, 2011

De Narváez, Graciela Camaño y Jorge Macri, finalmente. Por Carlos Tortoral..

Francisco de Narváez, sin desactivar sus conversaciones con la UCR, puso en marcha días a atrás un mecanismo de acuerdo con el PRO y el duhaldismo para integrar listas comunes de candidatos a diputados y senadores provinciales, además de intendentes. 
El primer acuerdo consiste en que cada sector tendrá un tercio de candidaturas y la flamante mesa de coordinación cuenta también con tres representantes por cada parte. Gustavo Ferrari, Daniel Amoroso y Osvaldo Mércuri representan a De Narváez; Jorge Macri, Julio Barro y Néstor Grindetti, al PRO, y por Graciela Camaño se sientan Mauricio Silva, Rubén Slaiman y Ramón Vallejo. Este avance se contrapone a la crisis que paraliza al Peronismo Federal en el orden nacional, luego del altercado entre Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá, que lo llevó a éste a continuar el fin de semana con una interna adelantada donde no compite contra nadie, porque el primero dijo basta.
La velocidad de la convergencia entre De Narváez, Jorge Macri y Graciela Camaño se explica por varias razones. Los macristas y duhaldistas presienten que el empresario podría llegar a un acuerdo con Ricardo Alfonsín que afectaría tal vez la composición de las listas de candidatos, dejando menos lugar para ellos. En cuanto a De Narváez, preferiría sentarse en la mesa con los radicales como representante de todo el espacio PRO-Peronista, lo que le daría más fuerza en la negociación. El final bien puede consistir en que el PRO-Peronismo bonaerense, así unificado, adhiera su boleta al candidato presidencial radical. A todo esto, la definición del candidato a vicegobernador parece lejana.

La colectora al revés
Surge en este sentido la incógnita de qué pasaría si Eduardo Duhalde se presenta como presidenciable en la primaria del 14 de agosto. Lo óptimo para De Narváez sería adherir su boleta también a la candidatura de Duhalde, formándose así una colectora al revés, ya que confluiría hacia la segunda categoría -la de gobernador- y dividiría los votos en la primera categoría, la presidencial. En el entorno de Duhalde se estaría trabajando en un golpe de efecto para superar el mal trance de la frustrada interna adelantada. Allí se habla de, por ejemplo, una fórmula Duhalde-Schiaretti, en el caso de que el gobernador de Córdoba se anime a darle el portazo a CFK. También algunos imaginativos van más lejos y hablan de Duhalde-Bergman, que sería una forma de abarcar indirectamente al macrismo. Las relaciones entre el rabino y el jefe de gobierno son sumamente estrechas.
Volviendo a De Narváez, su principal preocupación no serían los votos sino contar con los 20.000 fiscales para controlar la elección en la Provincia, donde son más frecuentes las irregularidades y las maniobras fraudulentas. Buena parte del triunfo sobre el kirchnerismo el 28 de junio del 2009 se debió al buen funcionamiento de la estructura de fiscalización opositora. (Informador Público).

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