jueves, septiembre 29, 2011

Cristina bien, pero aún lejos de Perón. Por Eugenio Paillet.


A veinticinco días de las elecciones, Cristina Fernández parece lejos de alcanzar el sueño que ha desgranado entre unos pocos confidentes, entre ellos el ministro de Economía, Amado Boudou: empardar el porcentaje de votos que obtuvo Juan Domingo Perón el 23 de septiembre de 1973, cuando logró alzarse con el 61,85 por ciento de los sufragios. Con todo, según media docena de encuestas que ha leído en las últimas horas, la presidente se encaminaría a obtener una victoria aplastante el domingo 23 de octubre, con una diferencia de cuarenta puntos, o más, sobre el resto de los candidatos.
Aquella aspiración de la mandataria y los datos de la realidad que le han acercado esos muestreos que aterrizaron sobre sus escritorios entre el pasado fin de semana y el martes por la noche, le han dejado más de una razón para celebrar por anticipado y hasta relativizar el impacto de no poder igualar al fundador del Partido Justicialista. En todos los casos, según revelaron a este diario fuentes gubernamentales que compartieron la lectura de esos pronósticos, Cristina retiene una intención de voto que promedia el 52/55 por ciento en todo el país, mientras el grueso de los restantes candidatos presidenciales se debate en una pelea por el segundo lugar, con porcentajes de entre el 9 y el 12 por ciento de intención de voto.
Boudou había dejado trascender días atrás, en uno de los asados que ofrece semanalmente en el quincho del Palacio de Hacienda, que Cristina sueña con obtener aquel porcentaje superior al sesenta por ciento, o acercarse lo más posible a la cosecha del general. Y reclamó a todos por igual trabajar detrás de ese objetivo.
Al mismo tiempo, la Casa Rosada encargó por primera vez desde las primarias del 14 de agosto al menos seis encuestas a consultoras que trabajan habitualmente para el oficialismo, con el objeto de conocer "dónde está parada" la mandataria en materia de intención de voto. Y si aquel rotundo triunfo por el 50,2 por ciento en esas elecciones de agosto había sufrido alguna mella o experimentado un salto de calidad.
Según los voceros, en todos los casos se consolidó el segundo de los escenarios: Cristina ha crecido en todos los distritos del país, y su buena imagen parece consolidarse antes que en ningún otro lado, en la provincia de Buenos Aires, donde si los comicios fuesen hoy la votaría en promedio el 53 por ciento de los ciudadanos bonaerenses.
Dos datos que empujaron el buen estado de ánimo durante el repaso de esos números en Olivos y la Casa Rosada provinieron de Córdoba y Río Negro.
En este caso, traído por el flamante gobernador electo, el peronista Carlos Soria. Según datos preliminares, su histórico triunfo sobre el radicalismo, que no perdía una elección en la provincia desde el regreso de la democracia en 1983, se apuntaló en la alta imagen de Cristina (57 por ciento).
En el caso de los pagos de Juan Schiaretti y José Manuel de las Sota, los sondeos indican que ella mejoraría sustancialmente allí el 36 por ciento de votos que obtuvo en las pasadas primarias.
Una de las encuestas analizadas por Cristina Fernández y su entorno pertenece a la consultora Aresco, que pronostica que la presidente obtendría en las elecciones del 23 de octubre un 56 por ciento de los votos (no proyectados), contra el 11,5 por ciento de Hermes Binner, que se ubicaría en segundo lugar casi en empate técnico con Eduardo Duhalde, seguidos de Ricardo Alfonsín Y Alberto Rodríguez Saá con 9 y 8 por ciento de intención de voto respectivamente.
Esa amplia diferencia entre lo que obtendrían Cristina y sus rivales es común al grueso de los sondeos que han sido analizados: en todos los casos la diferencia con quien aparece como probable segundo es de alrededor de cuarenta puntos.
La siguiente comprobación de los muestreos siempre aporta satisfacción al entorno más "ultra" del cristinismo puro, como es la coincidencia de los datos que pronostican que en octubre Cristina obtendrá más votos que Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires.
El trabajo de Aresco midió una intención de voto del 56 por ciento para la presidente, y del 52 por ciento para el gobernador, que por su lado saca una ventaja contundente frente a Francisco de Narváez, que tendría una intención de voto del 16 por ciento.
Por si fuese poco para armar un panorama francamente alentador para el gobierno y sus seguidores, aquella fuente reveló datos de un sondeo de última hora en el que se asegura que para la sociedad no es prioridad ni el tema de la corrupción ni el de la inflación medida por el INDEC. Ambas cuestiones aparecieron en cuarto y quinto lugar en las preocupaciones ciudadanas detrás de la inseguridad, el desempleo y la pobreza. (La Nueva Provincia).


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