lunes, enero 30, 2012

José C. Paz: Pasó el Bon Odori 2012.

La celebración japonesa que se hace año a año por la colectividad local, reunió a más de 5 mil personas el sábado 28 de enero pasado. Platos típicos, danza, música y la participación de Los Parraleños, hicieron que la noche terminara pasadas las dos de la mañana.
Sólo los japoneses pueden traer a este lugar del conurbano más de 5 mil personas. Ni los actos políticos con grandes éxitos de convocatoria han alcanzado estas cifras en José C. Paz. Ese fue el misterio que vinieron a develar los periodistas japoneses al Bon Odori, comenta Alfredo Tamagusuku, presidente de la Asociación Japonesa Sarmiento (ASJ), responsable de la organización del festival.
-¿Por qué los paceños y personas de los rincones más alejados del conurbano hacen largas colas para asistir a una celebración tradicional japonesa?-
Los colores de las vestimentas tradicionales, la música rítmica, pegadiza, la invitación a bailar sin ser especialistas, pueden ser algunas de las explicaciones.
Tamagusuku asegura que la respuesta es el vínculo, los lazos que se estrecharon en décadas de convivencia paceños y nikkei. No hay vuelta atrás, el lazo es sólido e indisoluble.
Tamagusuku, en un breve discurso de apertura agradeció a la comunidad paceña por la colaboración y las donaciones para las personas damnificadas por el tsunami en Fukushima, Japón, el pasado 11 de marzo. Luego, invitó a dar apertura a la ceremonia: el público levantó las manos en dirección al cielo y empezaron a sonar los taikos sobre el mangruyo central. La música y el baile no terminaron hasta pasada la una de la mañana.
Las cantantes nikkei caminaban entre el público cantando y bailarines asistentes se desparramaban en la pista para guiar a los novatos. “El Bon Odori en Japón se hace en verano y se usa un traje liviano. La gente se va asesorando sobre las costumbres, la vestimenta y se van mimetizando con el festival. Los chicos disfrazados de animé, es porque es su atractivo, por el cual vienen. Un poco el espíritu del Bon Odori es mezclar un poco todo, disfrazarse, hoy se destacó el aspecto espiritual”, explica el presidente de ASJ.
Este momento es cuando se llama a los espíritus con los brazos levantados y después junto con los fuegos artificiales se los despide de la misma manera, “El tema de este festival, en realidad, es un agasajo a los santos difuntos.
Este es el día que se les permite bajar del cielo, ver a sus seres queridos, que están bien, comer juntos, y después con tambores y bailes se los despide,sabiendo que sus descendientes se encuentran bien”, señala Tamagusuku.
Contrariamente de lo que podría suponerse, a la comunidad nikkei, le gusta que la gente adopte a su manera las costumbres japonesas, “nosotros no elogiamos a los que bailan bien solamente, sino también a los que le ponen su impronta latina, más “cumbianchera”, eso es el festival, a nuestro entender, que somos segunda generación”, dice el Presidente.
Este año, se calcula que la cifra superó en dos mil los visitantes del año pasado. Se renovaron los stands, los artículos, la variedad de comidas dulces, “los expositores están buscando cuál es la necesidad del turista que viene acá”, explica Tamagusuku. En los stands se pudo probar batata mochi,un pastelito cocido al vapor, de sabor muy dulce. Tampoco faltaron las tradicionales delicias preparadas por la comunidad nikkei: brochettes de frutas con chocolate, dorayakis, coloridos cup cakes y helados de palito sabor melón. En el stand de mieles, hubo jarabe de frambuesa para tomar con cerveza, una verdadera experiencia: dulce pero sin empalagar, apagando el sabor fuerte del alcohol de la bebida. Los objetos más codiciados por los niños fueron títeres de los Muppets, tazas con ilustraciones a pedido y almohadones con estampas de personajes de animé. (Más en Línea).

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