miércoles, enero 21, 2015

Oferta y demanda bonaerense: Esta abierto mercado de pases. Por Juan Alfaro.


     Distintos intendentes bonaerenses juegan a la especulación y ponen su poder territorial en la bolsa de cotizaciones. Posse preanuncia el portazo con el massismo y envía señales de refugio al PRO. Un grupo de alcaldes massistas de la primera sección acrecienta su disconformidad con Massa y aumenta los contactos con Macri. Insaurralde, en su juego del confuso misterio, también quiere jugar en la pequeña ola amarrilla que surgió esta semana.
     El 2015 va tomando su color, su aire se va llenando de olores electorales y el tablero va moviéndose paulatinamente hacia la dirección final. El comienzo de la segunda quincena de este enero trajo consigo los primeros destellos de resquebrajaduras serias que tendrán lugar en la política sobre el terreno bonaerense. Estalló la rosca.
     Desde hace algún tiempo –no mucho– algunos sectores de la política le pidieron prestado al fútbol su formato de mercado de pases, en el cual los distintos jugadores, clubes y representantes se sumergen en la lógica de la oferta y la demanda para cotizar sus virtudes, generar jugosos contratos y vestir orgullosos la camiseta del club que lo contrate. Así, la carrera electoral 2015 está sumergida en esas particularidades, sumada a los egos y ambiciones que son tan característicos en la política. El mercado de pases en la política.
     Los coqueteos y las indefiniciones que Martín Insaurralde tiene sobre su futuro político eran la muestra más palpable de esta lógica de oferta y demanda de candidatos en pleno proceso electoral. Pero ahora que el 2015 ya es un hecho, y que el cierre de listas está cada vez más cerca, otros dirigentes han decidido entrar y cotizarse en ese mercado de pases de la política y desatar distintas conjeturas sobre cuál será el espacio en el que finalmente decidan competir. Desde los radicales bonaerenses que se reparten al mejor postor entre Sergio Massa y Mauricio Macri, hasta figuras de más peso, como los intendentes de la primera sección electoral que, por ahora, comulgan en el massismo, aunque todo indica que será por poco tiempo más. Las dudas ampliadas.
     La reciente adquisición del pase de Francisco De Narváez por el massismo y el posible desembarco de Insaurralde, aumentaron los recelos internos de ese espacio, sobre todo en Darío Giustozzi y Gustavo Posse. Los enojos no son nuevos, ya se venían macerando durante todo el 2014, desde que surgieron los primeros coqueteos del lomense con el Frente Renovador. Poco a poco, Giustozzi fue masticando bronca, mientras observaba perplejo que la cotización en las encuestas de su viejo vecino y rival iba en detrimento de su adelantada y ansiada candidatura para la Gobernación bonaerense. Pero los otros anotados del massismo para pelear por el Sillón de Dardo Rocha –llámese Mónica López, Jesús Cariglino, Felipe Solá– también tienen sus recelos, aunque tratan de no hacerlos públicos. Los temores latentes.
     Esta situación llevó a que al cierre del año pasado, y tras reiteradas quejas a Massa, estos precandidatos –en especial Giustozzi, López y Posse– lograron que se habilitasen sus postulaciones y que también se les permitiera armar en todas las secciones bonaerenses. Pero el arribo de De Narváez, con la condición de ser un precandidato a Gobernador más, causó más disconformidad a nivel interno. Se sabe que para una campaña de cara a las PASO de este año, cualquier precandidato tiene que tener un caudal económico importante para bancar la parada, y el ‘Colo’ cuenta con esa gran ventaja. Los temores latentes II.
     Con esa tónica, las internas del massismo estallaron y se armó el tumulto. Giustozzi optó por hablar en los medios con quejas plasmadas, aunque entrelíneas, pero envió a Mario Giacobbe, un diputado provincial de su tropa, a criticar severamente el posible arribo de Insaurralde. La táctica de Posse fue más directa y cargada de fuego: primero mandó al diputado bonaerense que le responde, Walter Carusso, a deslizar que lo mejor para el massismo era plasmar un acuerdo con el PRO de Mauricio Macri. Pero la jugada del por ahora radical-massista no quedó ahí, tomó temperatura y agitó el tablero. El propio Posse salió a hablar y prácticamente anunció que su pase estaba en oferta para el partido amarrillo: “Ningún gobernador importante va a venir porque esté Massa como presidente en la lista”, dijo, en una primera ráfaga, y agregó que “lo más conveniente es que Massa sea candidato a vicepresidente” de Macri, en lo que muchos ven como la carta de despedida del intendente de San Isidro con el massismo. Las declaraciones de Posse cayeron muy mal en Tigre y en la mesa chica del Frente Renovador, pero Massa ordenó que ninguno de los referentes salga a responderle y espetó: “Lo tengo que resolver yo”. El cálculo de acción ante la contingencia.
     Los enojos de Posse no sólo recaen en la carrera por la Gobernación y el variopinto que Massa permitió armarse de cara a las precandidaturas. Le preocupa la continuidad de su poder en su feudo –San Isidro– donde la familia Galmarini lo acorrala permanentemente de la mano de la concejala local Marcela Durrieu (suegra de Massa) y del senador bonaerense Sebastián Galmarini. Así, los enojos de Giustozzi y Posse conjugaron en una acción que se dio esta semana pasada. En una Legislatura bonaerense que está en silencio, de vacaciones, con despachos y oficinas casi vacías, empezó a sonar un rumor acerca de un posible agrietamiento del bloque del Frente Renovador en Diputados. Surgieron diversas voces que alertan que antes del inicio de las sesiones ordinarias de este 2015 habría movimientos intra-bloque y sostienen que las diferencias internas produjeron que no menos de cinco legisladores –y no más de nueve– evalúen la posibilidad de conformar una bancada autónoma, aunque ello no implique alejarse del espacio. Globos de ensayo, advertencias subterráneas que por ahora parecen ser llamados de atención para poder cotizarse mejor dentro del tablero interno del Frente Renovador que se dieron horas previas al cónclave político que Massa encabezó en Pinamar, junto a diputados, senadores e intendentes, el pasado miércoles. Señales de alejamiento.
     Las acciones de Posse son claras: alista el terreno para una fuga paulatina del massismo con miras de volver a llevar su balsa a las costas del PRO. Pero en el partido amarrillo, más allá de que las conversaciones subterráneas y en secreto comenzaron hace mucho, le pusieron paños fríos al posible regreso del alcalde radical. Fue el intendente de Vicente López, Jorge Macri, quien intentó marcar la cancha: “Mauricio confió mucho en Posse y él eligió quedarse con Massa en su momento. Antes de volver a estar juntos hay que hablar mucho”, expresó el primo del líder del PRO. Si existe finalmente un acuerdo entre el jefe de Gobierno Porteño y el alcalde seguramente existirán algunas condiciones, pero para la proyecciones de Macri en su carrera presidencial, San Isidro es un territorio muy jugoso para despreciar y la cantidad de votos que Posse –como viejo Barón del Conurbano, pero versión radical– le puede ofrecer, es amplia. La cotización electoral.
     Pero los Barones del Conurbano de estirpe pejotista que por ahora son massistas también tejieron desde hace tiempo líneas con el macrismo. Tras los movimientos de Posse, las lupas apuntaron hacia el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino. Este alcalde confesó recientemente que mantiene charlas con el PRO, aunque por ahora se diferenció de Posse, dijo que del Frente Renovador llegarán “dos o tres candidatos” a las PASO para la Gobernación y aseguró que sigue dentro del massismo. Más allá de estas confesiones mezcladas con aclaraciones, lo cierto es que el grupo de intendentes massistas de la Primera Sección Electoral, entre quienes están el propio Cariglino; Luis Acuña (Hurlingham); Sandro Guzmán (Escobar), y Federico Achával (Pilar), en representación del convaleciente Humberto Zúccaro, quien se recupera de una enfermedad, son pretendidos por Macri, quien –vía Cariglino– sabe que existe una cierta disconformidad con Massa y mantiene contactos con estos jefes comunales. En reuniones privadas, en conversaciones telefónicas entre estos viejos caciques bonaerenses, a quien se le suma Raúl Othacehé de Merlo, prima una lógica: el 25 de octubre obtener un nuevo mandato como intendentes. Ellos privilegian su distrito, su elección, ninguno quiere perder la elección local. En los últimos meses acrecentaron su enojo con Massa, a quien llaman “el pibe”. Son varios sus motivos, que van desde una cierta “decepción” tras haber “bancado” la campaña de 2013 y ahora ver que las retribuciones no son las prometidas, hasta el discurso del tigrense de “terminar con todas las re-reelecciones indefinidas” y que –además– haya permitido que les plante candidatos massistas para disputarles el poder local. Cuidar ese poder local, territorial, es lo que prima en las mentes de estos alcaldes. Para ello no hay color político que sea vedado en sus objetivos, la oferta de votos y territorio electoral, si es necesario, se entregará al mejor postor. La cotización electoral II.
     Para sorpresa de muchos, y para desgano de otros, el color amarrillo esta semana se amplió mucho más de lo que los propios macristas esperaban. En medio de la marea de versiones que rodean a Insaurralde, estos días surgieron contactos entre referentes de PRO y el entorno del intendente de Lomas de Zamora. Macri le habría enviado un mensaje para un posible acuerdo en la Provincia. Algunas fuentes hablan de un contacto telefónico directo entre Macri e Insaurralde, otras aseguran que en realidad el acercamiento se dio entre allegados al entorno de ambos políticos, como parte de un “primer acercamiento” y en base a la última estrategia plasmada por el lomense: “Escuchar a todos los presidenciables”. La pretemporada de verano está presta a todo tipo de especulaciones y es así que fuentes del PRO dejaron trascender que le ofrecieron a Insaurralde sumarse al partido amarrillo, pero no como un pase formal, sino como un aliado externo –con identidad propia– que sí le permita participar en las PASO de agosto para la Gobernación bonaerense contra María Eugenia Vidal y Jorge Macri, si es que el alcalde decide seguir con su precandidatura. Desde las oficinas de Puerto Madero –bunker político de lomense– no descartan ninguna opción y, por ahora, “las posibilidades son muchas”. En cada nota o comentario que hace el propio intendente de Lomas deja plasmado ese juego agotado de un futuro incierto. A principios de enero confirmó que “para fines de marzo” podría definir en cuál partido político va a jugar, aunque en los últimos días trascendió que esa decisión se podía adelantar para febrero. En esa estrategia, también dejó claro su postura: “Lo importante es qué dirigente (presidenciable) va a ser quien garantice que la Provincia sea protagonista de la política de lo que se viene”. Una suerte de predisposición a estar dispuesto a escuchar a todos los precandidatos a presidente de los distintos espacios políticos, a quienes ahora se suma Macri. Bajo este escenario, vuelve a tomar forma la idea del entorno de Insaurralde de edificar un partido político provincial y adherirse a la lista de un candidato presidencial. Por ahora, el lomense sigue con sus recorridas en el territorio provincial y los afiches que llevan su imagen aún no muestran ninguna marca de preferencia hacia algún partido político. Las negociaciones del libro de pases en el día a día.
     La provincia de Buenos Aires, gran reducto electoral –y vital– para cualquier candidato a presidente, vive por estas horas la locura de las distintas negociaciones de cara a los pases que se puedan dar antes del cierre de listas de junio. A Massa le surge el peligro de que la primera sección electoral –su bastión electoral y ‘pago chico’– se resquebraje y varios intendentes de peso se fuguen al PRO. Por su parte, en su agotada estrategia de cotización política, Insaurralde abre su abanico de posibilidades y suma a los amarrillos como otra posibilidad para poder competir por el Sillón de Dardo Rocha. El mercado de pases de la política está frenético y por ahora no hay acuerdos sellados a largo plazo. Oferta y demanda juegan su papel principal. (AN Digital).

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