sábado, mayo 07, 2016

La biblia y el calefón. Por Amalia Pastén.

En la década del 40 , del siglo XX, cuando se escribió este famoso tango, creo que ni loco ni ebrio su autor pensaría que 80 años después tuviera tanta actualidad.
«El que no llora no mama y el que no afana es un gil», pareciera ser que muchos... muchos se lo han tomado a pecho y no quisieron quedar afuera del reparto.
Esto no ha sido de un solo estrato social, la corrupción y el afán de poder es generalizado, y volvemos al tango... alguien que nunca fue nada y peor aún nunca se sintió nada, hoy se coloca un ambo y una carpeta bajo el brazo y no conoce a nadie y maltrata incluso al que le tendió una mano
No hay respeto por nada ni por nadie, los que mas tienen mas quieren tener, y los que nada tenían se llenaron las manos de dinero que no les importaba la procedencia, y así se corrompieron con la plata mal ganada, cubierta de sangre de aquellos que vieron azorados como se contaba su dinero, ese dinero que hubiera servido para tener hospitales, carreteras, universidades, incluso la comida diaria misma, ya que de haber sido invertida para lo que nos dijeron, hubiera generado fuentes de trabajo digno para muchas personas.
Mirar hoy la televisión es como ver en continuado una película de terror, algo de nunca acabar, ver todo tipo de personas, algunas de ellas con las que convivimos a diario, que de una forma o de otra asaltan ya sea mano armada, entraderas, salideras, robos a bancos, a countrys y además de descubrir que los que lo hacen son los mismos que te tienen que cuidar, o bien que los votamos democráticamente para que manejen nuestro dinero compartidos o sea los dineros públicos.
Tengo la sana esperanza de que se descubran todos los desfalcos al país, al estado o sea a todos nosotros, que sean encarcelados los responsables y devuelvan el dinero porque diría San Martín: «La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien».

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