lunes, junio 27, 2016

UN TIGRE EN MIRAMAR

El hallazgo que sorprende al mundo
El peculiar hallazgo fue realizado en la localidad balnearia de Miramar, Argentina por miembros del Museo local, quienes descubrieron un yacimiento con huellas prehistóricas de 100 mil años de antigüedad. Entre ellas, la de un gran tigre dientes de sable.
El hallazgo de un nuevo yacimiento paleoicnologico fue dado a conocer por el personal del Museo Municipal Punta Hermengo de la ciudad de Miramar, a unos 450 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, sobre la costa atlántica.
El yacimiento paleontológico rico en restos óseos de enormes criaturas prehistóricas que alguna vez habitaron la región pampeana, ahora sorprende al mundo científico al revelar un fabuloso yacimiento paleoicnologico, es decir, un yacimiento con huellas o pisadas de enormes y pequeños animales que habitaron esa zona durante el Pleistoceno tardío, hace unos 100 mil años antes del presente.

El sitio fue bautizado como “punta verde” y se encuentra ubicado dentro del sitio paleontológico mundialmente conocido como “Punta Hermengo”, estudiado desde principios del siglo XX por el mismo sabio Florentino Ameghino y explorado por numerosos científicos durante décadas, principalmente del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires y Museo de La Plata, como así también en las últimas tres décadas por el Museo Municipal de Miramar, dependiente de la Secretaria de Turismo y Cultura de la Municipalidad de General Alvarado.

El hallazgo fue presentado a la comunidad científica, técnicos y aficionados durante las XXX Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados en la ciudad de Buenos Aires, que reúne especialistas de todo el mundo, como Brasil, Uruguay, Suiza, Estados Unidos, Bolivia, Paraguay y China. Actualmente el estudio se encuentra en proceso de edición para una importante revista científica europea.

El descubrimiento consiste en el hallazgo de huellas fosilizadas (también conocidas como paleoicnitas) de al menos cuatro especies, aunque no se descartan algunas sorpresas más, argumento Daniel Boh, coautor de la publicación y director del museo miramarense.

Entre ellas, encontramos huellas de Rheidae, un ave de gran tamaño y corredora, que llegaba a una altura de 1,50 metros. También se recuperaron icnitas de un enorme roedor Hidrochoeridae que podrían llegar hasta 1,30 metros de largo y pesar 65 kg.

También se registraron huellas con tres dedos, compatible con un Macraucheniidae. En estos mismos sedimentos hemos recuperado restos mandibulares de Macrauchenia patagónica, a cuya especie se le atribuye esta huella. Sus dimensiones eran semejantes al de los camellos actuales, pero los orificios nasales y una gran fosa elíptica señala la presencia de una trompa, algo más larga que la del tapir actual, señalo Mariano Magnussen, uno de los autores de la publicación.

El hallazgo más novedoso corresponde a cuatro huellas pertenecientes a dos individuos de un tigre dientes de sable. Es la primera vez que se encuentran huellas fósiles de esta increíble criatura. El Smilodon superaba el peso y tamaño que el león actual; sin embargo, sus proporciones corporales diferían de las de cualquier félido moderno. Las extremidades posteriores del Smilodon populator eran más cortas y robustas, su cuello proporcionalmente más largo, y el lomo más corto. La extraordinaria peligrosidad de este félido se debía al gran desarrollo de la parte anterior de su cuerpo y al tamaño asombroso de sus caninos superiores, que llegaban a sobresalir más de quince centímetros.

Los autores llegaron a la conclusión de que se trata de las huellas de un Smilodon populator al cual bautizaron como “Smilodonichnium”, luego de la comparación con otras huellas de especies fósiles y vivientes de la familia Felidae, datos biométricos entre otras. La huella de la pata anterior tiene un ancho de de 19,2 cm y un largo de 18 cm, señalaron las fuentes.

Las observaciones geológicas para poder interpretar en que circunstancias un grupo de animales dejaron sus huellas y como estas se preservaron en ese ambiente, estuvo a cargo del Dr. Cristian Favier Dubois de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires. El investigador pudo determinar que las huellas de aves y mamíferos aquí recuperados fueron creadas en sedimentos que pertenecían a las orillas de un antiguo pantano o de áreas inundadas, de poca y pobre profundidad, alimentado por un arroyo.

Las huellas fueron descubiertas en pleno sector turístico costero de Miramar, por lo cual motivo la recuperación de las mismas, debido a que corrían peligro por la depredación y la erosión. El material será debidamente registrado para cumplimentar la Ley 25.743 y la ordenanza municipal 248/88 que reglamentan el patrimonio paleontológico nacional y municipal.

Las mismas ya se encuentran en la sala de paleontología regional junto a restos fósiles de una treintena de especies recuperadas en la misma zona, mientras que el sitio web del museo brinda información, fotografías y videos adicionales en www.museodemiramar.com.ar

¿Cómo era el Smilodon Populator?
El tigre dientes de sable fue uno de los grandes triunfos evolutivos de los mamíferos depredadores. Smilodon significa “dientes de sable”, característica que evidencia su acentuada especialización en la cacería de presas grandes, como el megaterio y el mastodonte, enormes mamíferos hoy desaparecidos. El primer hallazgo de un smilodonte en Argentina fue realizado por el naturalista Francisco Javier Muñiz en 1844, en la barranca del Río Luján. En 1842 un paleontólogo danés, Peter Lund, halló fósiles en unas cavernas del sur brasileño.

El Smilodon superaba el peso y tamaño que el león actual; sin embargo, sus proporciones corporales diferían de las de cualquier félido moderno. Las extremidades posteriores del Smilodon populator eran más cortas y robustas, su cuello proporcionalmente más largo, y el lomo más corto. La extraordinaria peligrosidad de este félido se debía al gran desarrollo de la parte anterior de su cuerpo y al tamaño asombroso de sus caninos superiores, que llegaban a sobresalir más de quince centímetros. A diferencia de la mayoría de los félidos, tenía un rabo corto, como el lince o el gato montés actual. Todo su cuerpo tenía una estructura poderosa y los músculos de los hombros y del cuello estaban dispuestos de tal manera que su enorme cabeza podía lanzarse hacia abajo con gran fuerza.

Las mandíbulas se abrían formando un ángulo de más de 120 grados, permitiendo que el par de los inmensos dientes de sable que tenía en el maxilar superior se pudiera clavar en sus víctimas. Los dientes de sable eran ovales en sentido transversal, lo que aseguraba una mínima resistencia cuando se hundían en su presa. También estaban aserrados por el extremo posterior, permitiendo atravesar la carne de la víctima con mayor facilidad.

Así vivió durante un millón de años, hasta que la llegada del hombre y la desaparición de las grandes presas provocó a su vez la extinción del tigre dientes de sable hace apenas unos 8000 años.

Smilodon populator fue el dientes de sable más grande de todas las especies conocidas.

Un pequeño museo con grandes colecciones
El Museo Municipal Punta Hermengo de la ciudad de Miramar, más allá de poseer un pequeño edificio con cuatro salas, posee grandes y variadas colecciones que intenta de exhibir, aunque el público solo puede apreciar un diez por ciento de su contenido. El visitante puede darse una idea como era esta zona en tiempos remotos, cuando la orilla del mar se encontraba a 200 kilómetros más adentro de su ubicación actual y Miramar estaba en el centro del continente.

Allí se exhiben cráneos y huesos de pequeñas y grandes criaturas ya extintas de los últimos 4 millones de años de Sudamérica, todas halladas es esa zona. Su sitio web ofrece una ampliación del material exhibido y aquel que no se ve.

Tal vez uno de los tigres dientes de sable más populares de la gran pantalla es “Diego” de la Era de Hielo. Este felino que en la animación convive con una manada poco común, fue un gran depredador hace miles de años en América, desde el norte al sur, siendo Smilodon populator la especie que desarrollo mayor tamaño y grandes caninos que habito en Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Chile y Uruguay, mientras Smilodon fatalis tenía casi la mitad de tamaño y habito en Venezuela, centro y Norteamérica.
Fuente: www.museodemiramar.com.ar. (La Sexta Sección).

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